Admitámoslo abiertamente o no, tener uno o más pretendientes es algo que a todas nos fascina. Y es que quién puede resistirse a recibir los halagos y “cariñitos” de un chico que nos quiere, sobre todo si ese sentimiento es correspondido. El problema pasa cuando queremos al susodicho, pero no precisamente como un futuro novio, sino porque es nuestro mejor amigo.
Lo primero que tenemos que saber antes de rechazar a un amigo (a nuestro mejor amigo) es que la relación puede cambiar y las cosas se pueden “enfriar” entre él y nosotras. Pero si accediéramos al noviazgo y cortamos al poco tiempo, es casi seguro que la ruptura de la amistad será más profunda, sobre todo si queremos ser más sinceras al final cuando debimos serlo desde antes de aceptar su propuesta. Aunque algunas personas dicen que para decir la verdad es preferible ser duros e ir de frente al grano, en el caso de que tengamos que hablar de nuestros sentimientos a alguien muy especial para nosotras, lo mejor es actuar con tacto.
En otras palabras, mandarle mensajes indirectos de que no queremos nada con él (por ejemplo, diciéndole que nos gusta y/o que vamos a salir con otro chico) para que no tenga que pasar por la vergüenza de declararse y recibir una gran desilusión.
Si nuestro mejor amigo nos da un obsequio para conquistarnos y nos damos cuenta de su intención, creo que no sería bueno rechazarlo, sino devolverle el gesto con otro obsequio, pero especificando de que lo hacemos por amistad y de que, al igual que a él, también le hemos dado un regalo a otros amigos o amigas. Si a pesar de nuestros mensajes persiste con la idea de cortejarnos y se nos declara, recién habrá llegado el momento de hablar claro, pero sin entrar en un ataque de histeria ni mucho menos. Tal vez podemos darle una excusa (ensayada) de que hace poco nos gusta otro chico, pero con cuidado de que no se note la “mentira piadosa”, ya que al ser nuestro mejor amigo nos conoce bien y puede captar rápidamente que lo estamos engañando.
0 comentarios:
Publicar un comentario